Ana
Tanto empresas, como PYMEs y autónomos, como particulares buscan hoy en día nuevas formas de poder acceder a determinados bienes. Los prestamos de coches con opción a compra son muy populares, por ejemplo, en países como Estados Unidos.
Los términos leasing y renting son bastante parecidos, y en la práctica pueden existir ciertas confusiones acerca de cuando estamos ante una cosa o la otra. Tampoco sirven para exactamente lo mismo, por lo que veremos que como funcionan ambos.
- 1. Qué es leasing
- 2. Qué es el renting
- 3. Diferencias entre leasing y renting y cuando usar cada uno de ellos
- 3.1. ¿Cuándo usar el contrato de leasing?
- 3.2. ¿Cuándo usar el contrato de renting?
Qué es leasing
El leasing es un tipo de contrato, que está ganando mucha fuerza en el ámbito empresarial, que se caracteriza por ser un arrendamiento (alquiler) de una cosa con una opción posterior de compra.
Este tipo de contrato tiene algunas particularidades propias, así como ventajas y desventajas que se deben de considerar. Es importante estar bien informado de como funciona este contrato antes de firmar uno; en todo caso cuando hagamos un leasing también debemos de tener claro su coste, duración y condiciones concretas para evitar problemas.
Qué es el renting
El renting se parece al leasing porque también se "alquila" y utiliza por un tiempo algo que no nos pertenece; la diferencia principal entre el leasing y el renting es que en este último no existe opción a compra.
Es, en palabras sencillas, un alquiler de un plazo más o menos largo normalmente pagando una cuota fija durante el tiempo que dure el contrato. Este tipo de contratos se empieza a ver con cierta frecuencia en algunos sectores como puede ser el de los coches. Se pueden encadenar contratos de renting para poder cambiar de coche cada cierto tiempo, siendo esto más barato evidentemente que un alquiler de corta duración.
Diferencias entre leasing y renting y cuando usar cada uno de ellos
Ya apuntamos la principal diferencia que tienen el leasing y el renting, que es que en uno hay opción a compra pero en el otro no. No obstante, esto hace que existen otras diferencias relacionadas y además condiciona que el leasing se use más en unos sectores y el renting en otros.
Cabe decir, por otra parte, que poco a poco ambos contratos están ganando popularidad no solo entre las empresas (que por ejemplo usan estos contratos para adquirir maquinaria) pero también entre los particulares; incluso existen, en algunos casos, leasing o renting de objetos de poco valor como teléfonos móviles.
¿Cuándo usar el contrato de leasing?
Una cuestión que debemos de tener clara, y esto aplica tanto en el leasing como en el renting, es que necesitamos suficientes activos circulantes para poder acceder a este tipo de contratos; sino pagamos las cuotas del leasing podemos perder el bien e incluso la opción a compra.
El leasing se puede usar de distintas formas; algunas empresas usan el leasing para comprar máquinas y tener tiempo de decidir si vale la pena quedarse con la máquinaria o devolverla al final del plazo del contrato.
En todo caso el leasing debe de hacerse con esta intención, la de comprar finalmente la cosa arrendada. No es necesario, ni obligatorio, por supuesto comprar al terminar el contrato pero es recomendable hacer el leasing si existe alguna posibildiad de que podamos y queramos hacerlo.
¿Cuándo usar el contrato de renting?
Cuando tenemos claro que no queremos comprar la cosa, sino solo tenerla prestada, ya sea porque se necesita por tiempo limitado o porque queremos renovarla cada cierto tiempo y no tenerla de forma permanente, el renting es una mejor opción que el contrato de leasing.
Ahora, hay que tener cuidado con los impagos de la cuota. Si nos reclaman una factura impagada podemos llegar a perder la cosa y eso afectar seriamente nuestro negocio si usamos el renting en la empresa. Cuando compramos máquinas, vehículos y otras herramientas de trabajo está claro que es más difícil perderlas, pero suele ser más costoso.
La decisión de usar un contrato de renting, o de leasing, se debe de hacer de forma responsable y realista; hay que considerar la capacidad de pago real que tenemos y si la misma se va a poder mantener a lo largo del tiempo. Esto lo deben de tener en cuenta, sobre todo, los pequeños autónomos y PYMEs que suelen tener muchos gastos que pueden ser difíciles de afrontar en algunos casos.
