Cómo elegir los mejores socios para tu negocio

Hay muchas personas que hacen su actividad por sí solos, y si acaso con la ayuda de unos pocos empleados que tienen en plantilla. Los autónomos son el caso paradigmático de esta forma de trabajar; pero hay otras formas de hacer un negocio.

Algunas personas prefieren tener socios, por muy distintas razones. En algunos casos se necesitan socios para que nos ayuden aportando capital; en otros casos la actividad es compleja y amplia, y requiere más gente dirigiendo partes de la empresa.

Qué hay que hacer para elegir a nuestros socios

Elegir a un buen socio, o a varias personas para que participen con nosotros en una sociedad, es algo que puede llegar a ser complicado. Evidentemente esto involucra relaciones personales y cuestiones de gusto donde no podemos entrar, pero sí podemos dar algunos consejos para elegir de la mejor manera posible.

Debemos de tener claro lo que buscamos, y no simplemente elegir a la primera persona que se nos ocurre. Por un lado, un socio debe de ser alguien que no inspire mucha confianza, por otro, es recomendable que la persona con la que trabajemos pueda aportar algo concreto que nosotros no tenemos: una aptitud o capacidad valiosa.

Personas de confianza y trabajadoras

Todas las actividades empresariales tienen un riesgo, en algunos casos alto, no por nada es común que muchas empresas tengan suscritos seguros de responsabilidad civil. Ahora bien, lo que no queremos, en ningún caso, es que nuestros socios sean una de las fuentes de preocupación y riesgo. Si no confiamos en la honestidad de una persona, o en su interés por la empresa, es imposible progresar.

Asimismo, y salvo en el caso de que estemos buscando un socio únicamente para que invierta dinero en nuestra empresa, es importante que esta persona sea dedicada y trabajadora. Las PYMEs se distinguen por requerir mucho esfuerzo y muchas horas de trabajo; una persona dispuesta a hacer sacrificios, en ese sentido, es crucial.

Buscar un equipo con aptitudes diversas

Hay personas con todo tipo de habilidades: hay quienes conocen muy bien la seguridad social y cuestiones como las bonificaciones, que entienden mucho de contabilidad financiera o que son capaces de operar muy bien distintos tipos de software, como podría ser uno de facturación. Todo lo que no podamos aportarlo nosotros y los socios tendremos que externalizarlo, por lo que es importante tener un equipo diverso.

Está claro que esto es algo que también dependerá un poco del tipo de actividad que hagamos; algunas empresas pueden requerir más personas con conocimientos de leyes, otras con informáticos o con cualquier otro tipo de conocimiento. Teniendo en cuenta las distintas tareas que tendremos que hacer, es buena idea que tengamos bien en cuenta esto de las aptitudes a la hora de buscar a alguien.

Acordar de forma clara cómo se trabajará

Los problemas internos, como discusiones que se dan por desacuerdos en la forma de trabajar, son algo común en absolutamente todas las empresas. Grandes multinacionales tienen problemas entre accionistas, pequeñas tiendas familiares también, y así cualquier empresa.

No obstante, sí es verdad que podemos tomar algunas precauciones para minimizar estos contratiempos y así, además, contribuir a aumentar la facturación. Una sociedad que funcione con normas claras y donde cada uno sabe lo que tiene que hacer, tiene más probabilidades de triunfar que otra donde reina el caos y el desorden.

El reparto de las tareas empresariales

En un negocio pequeño, e incluso en los medianos, lo normal será que todos los socios hagan un poco de todo. Sin embargo, sí podemos dar algunas tareas específicas a cada uno, de acuerdo con sus capacidades, y tratando de ser equitativos en la forma en la que repartimos el trabajo.

En una empresa intermediara, por ejemplo, un socio se puede dedicar a negociar con los proveedores y clientes, otro se puede dedicar a las gestiones administrativas y un tercero a las cuestiones legales. Las tareas disponibles y quién las hará, dependerá obviamente de la actividad que haga nuestra empresa y de los conocimientos concretos que tenga cada persona que trabaja con nosotros.

La estructuración legal de la sociedad

Ya sea una sociedad limitada de nueva creación, una SL normal, SA o sociedad civil, hay diversas formas de estructurar legalmente la colaboración de distintas personas para llevar a cabo una empresa compartida. Hay personas, por otra parte, que no se toman la molestia de regular claramente que tipo de sociedad tienen y simplemente facturan como autónomos y hacen contratos privados entre ellos; esto puede ser una mala idea.

Hacer una sociedad mercantil aporta muchas ventajas: limitación de la responsabilidad patrimonial de los socios, normas claras de cómo se toman los acuerdos en caso de discrepancia y unas normas legales concretas sobre como se debe de actuar en el mercado. Es muy recomendable, por tanto, que todos los socios se pongan de acuerdo y funden una sociedad mercantil, preferiblemente una sociedad limitada, para trabajar con seguridad.

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